¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es una reacción natural de nuestro organismo frente a situaciones que considera peligrosas. Es como una señal de alarma que indica que algo falla, algo está afectando a nuestro bienestar. La mayoría de las personas sentimos ansiedad en algún momento, pero cuando esta es muy intensa o constante, puede afectar la vida cotidiana y volverse incapacitante.
Aunque experimentar ansiedad es incómodo, es importante recordar que cumple una función: nos alerta sobre posibles problemas y nos impulsa a actuar. Incluso las emociones incómodas tienen su propósito, por lo que el objetivo no es eliminar la ansiedad, sino adquirir herramientas para gestionarla mejor cuando aparezca, y que de esta forma nos produzca menos sufrimiento.
Herramientas para gestionar la ansiedad
Una parte importante del trabajo de ansiedad consiste en explorar en profundidad de dónde viene, no quedarnos únicamente en la superficie (los síntomas que estoy experimentando en el presente). Detrás de una crisis de ansiedad puede esconderse un apego inseguro, experiencias traumáticas, creencias distorsionadas sobre una misma o sobre el mundo, un sistema nervioso desregulado… En terapia profundizamos en todos estos aspectos para encontrar la raíz del malestar.
Por otro lado, existen algunas herramientas para poder gestionar la ansiedad en el momento presente, y reducir así su intensidad y la frecuencia con la que aparece. Lo ideal es poder complementar estas dos partes, el trabajo profundo con las herramientas de regulación emocional.
- Tener una rutina que me ayude a estar regulada. Aunque suene básico, hay ciertas cosas como el sueño, la alimentación o el movimiento que mi sistema nervioso necesita para mantenerse regulado. Dormir una cantidad suficiente de horas, comer cuando mi cuerpo lo necesite, e incluir algo de movimiento físico en mi día a día me ayuda a tener una base de mayor regulación. De esta forma, es más difícil que determinados estímulos me disparen, y es más fácil volver a un estado de regulación cuando esto sucede.
- Respiración diafragmática. Se trata de una respiración profunda que ayuda a relajar mi sistema nervioso. Para ponerla en práctica, inhalamos de manera lenta y profunda por la nariz, notando como se hincha el abdomen, en vez del pecho, lo cual nos indica que es el diafragma lo que estamos activando. Después, expulsamos el aire suavemente por la boca, notando como de deshincha el abdomen. La idea es repetir estos pasos durante unos minutos, notando como la ansiedad va reduciéndose.
- Relajación muscular progresiva. Consiste en tensar y relajar de manera consciente los distintos músculos de nuestro cuerpo, como forma de conectar con las sensaciones corporales, volver al momento presente y liberar tensión. Para realizarla, túmbate o siéntate, y empieza poniendo la atención en tu cara. Nota la tensión que acumulas en la mandíbula, si estás frunciendo el ceño… Después, relaja esos músculos. Continúa haciendo un escáner por todo tu cuerpo, bajando por el cuello, pecho, abdomen… hasta llegar a los pies, sintiendo la tensión de la musculatura, y relajándola.
- Técnica 5-4-3-2-1. Se trata de un recurso muy útil y sencillo para conectar con el momento presente, ya que desde la ansiedad tendemos a colocarnos en la anticipación de situaciones futuras catastróficas. Para llevarlo a cabo, simplemente hay que analizar el lugar en el que estamos, y buscar 5 cosas que podamos ver, 4 cosas que podemos tocar, 3 cosas que podemos oír, 2 cosas que podemos oler, y 1 cosa que podemos saborear.
En conclusión, la ansiedad no es nuestra enemiga, si no una reacción normal de nuestro cuerpo ante la percepción de peligro. Hay diversos recursos que podemos utilizar para manejarla cuando aparece, pero si la ansiedad está afectando a tu día a día y te está resultando incapacitante, no tienes por qué manejarla a solas. La terapia online puede ayudarte a entender mejor por qué te estás sintiendo de esta forma, y adquirir herramientas para sentirte mejor.