Constantemente oímos hablar de dependencia emocional, pero, ¿de qué se trata realmente?
¿Qué es la dependencia emocional?
La dependencia emocional se caracteriza por una intensa y constante necesidad de refuerzo y cercanía con una persona. Puede darse en vínculos de todo tipo: amistades, parejas o familiares. Todxs necesitamos vincularnos y sentirnos queridos, pero cuando resulta complicado sentir felicidad sin esa persona, somos incapaces de ponerle límites, le idealizamos, y necesitamos su validación para sentirnos bien con nosotrxs mismxs, podemos sospechar que existe dependencia emocional en ese vínculo.
¿Cómo identificarla?
Algunas preguntas que puede resultar útil hacerse son:
- ¿Priorizo esta relación por encima del resto de áreas de mi vida?
- ¿Suelo dejar de lado mis necesidades para evitar el conflicto, o le doy por sistema más importancia a las necesidades de la otra persona?
- ¿Tengo miedo a que esta persona me deje, me rechace o me abandone?
- ¿Siento que no puedo estar bien sin esta persona?
- ¿Soy capaz de sostener el conflicto con esa persona, o siento un malestar incapacitante si no lo resolvemos en el momento?
- ¿Disfruto de ocio, hobbies, actividades… sin esta persona?
- ¿Me siento valiosx independientemente de la validación de esta persona, o siento que mi valor depende de su aprobación?
¿Cómo trabajamos la dependencia emocional en terapia?
- Aprendiendo a identificarla, explorando cómo me vinculo y cómo me siento en mis relaciones.
- Desarrollando autoconciencia y un lenguaje interno compasivo. Puedo identificar mis patrones y me hablo bien, me motivo a cambar esos patrones desadaptativos desde el cariño y la compasión.
- Aprendiendo sobre estilos de apego y transitando hacia un estilo de apego más seguro.
- Fortaleciendo la autoestima.
- Aprendiendo a darle importancia a mis necesidades, comunicarlas y poner límites.
- Cuestionando los mitos del amor romántico, redefiniendo mi visión del amor y las relaciones.
- Desarrollando una identidad e intereses propios, tanto míos como compartidos con otras personas.
Si te sientes que vives tus relaciones desde la dependencia emocional, es importante que sepas que vincularse no tiene por qué implicar sufrimiento, y que es posible relacionarse desde un lugar de mayor calma y seguridad. La terapia psicológica puede ser un espacio seguro en el que explorar estos patrones y trabajarlos.
La teoría del apego en psicología ha revolucionado nuestra comprensión de las relaciones humanas, proporcionando un marco sólido para entender cómo las conexiones emocionales se forman y afectan a lo largo de la vida. En este artículo, exploraremos los principales tipos de apego y su impacto en nuestra forma de vincularnos.
1. Apego seguro: las personas que experimentan este estilo de apego se sienten seguros y respaldados en sus relaciones. Se sienten cómodos mostrándose vulnerables, y saben alcanzar un equilibrio saludable entre la conexión y el espacio en sus vínculos. Este apego se desarrolla cuando los cuidadores son consistentes, sensibles y receptivos a las necesidades del niño. Las personas con un apego seguro tienden a tener relaciones adultas estables y saludables.
2. Apego ansioso: se caracteriza por la ansiedad sobre la disponibilidad y la respuesta del cuidador. Las personas con este estilo de apego tienden a buscar constantemente la aprobación y la cercanía en sus vínculos, temiendo el rechazo. Este patrón puede surgir de experiencias inconsistentes durante la infancia, donde los cuidadores no siempre estaban disponibles emocionalmente.
3. Apego evitativo: se manifiesta cuando los individuos valoran la autonomía y la independencia, evitando la intimidad emocional. Esto puede deberse a experiencias pasadas de rechazo o negligencia emocional, con cuidadores que no estaban disponibles de la forma que el niño necesitaba. Las personas con apego evitativo pueden tener dificultades para confiar en los demás y pueden parecer distantes en sus relaciones. Tienden a sentir rechazo ante la idea de comprometerse en sus relaciones, ya que viven ese compromiso como una pérdida de libertad.
4. Apego desorganizado: es complejo y se caracteriza por comportamientos contradictorios y desorganizados. Las personas con este estilo de apego se mueven entre los extremos de necesidad de cercanía e intimidad, y pánico ante las mismas. Puede surgir en situaciones de abuso o negligencia extrema durante la crianza. Las personas con apego desorganizado pueden experimentar una confusión emocional significativa y pueden tener dificultades para establecer relaciones seguras y estables.
Cómo los tipos de apego impactan en la vida adulta: La influencia de los tipos de apego se extiende más allá de la infancia, afectando la forma en que las personas experimentan y construyen relaciones en la vida adulta. Comprender estos patrones puede ser clave para mejorar la calidad de las relaciones y la salud emocional. El estilo de apego marca la manera en la que nos relacionamos con nuestras amistades, parejas, familia… Es importante tener en cuenta que cuando hablamos de estilos de apego hablamos de tendencias, no de etiquetas categóricas cerradas. Nadie tiene un estilo de apego 100% ansioso o 100% seguro, si no que mostramos más rasgos de uno de los estilos, o tenemos una mayor tendencia hacia uno de ellos. Además, el estilo de apego es algo que podemos ir modificando con el trabajo en terapia, para poder vincularnos desde un lugar más calmado y seguro.
Explorar los tipos de apego en terapia nos ofrece una visión profunda de cómo las experiencias tempranas moldean nuestras relaciones. Reconocer y comprender estos patrones puede ser el primer paso hacia la construcción de conexiones más saludables y significativas a lo largo de la vida.